La linea: el orden cerrado
Las formaciones utilizadas en el campo de batalla se disponían de manera que cada hombre pudiera emplear su arma de fuego con eficacia. Para lograr mejor este objetivo, se desplegaban las tropas en líneas de orden cerrado (un soldado al lado del otro intentando mantener la línea en todo momento). Se había demostrado que las formaciones con un fondo de tres individuos como máximo resultaban prácticas, mientras que, en las de más profundidad, los soldados de la cuarta fila y de las siguientes no podían ver al enemigo y tenían que disparar a ciegas. Por otro lado, además de prestar un blanco excelente para el adversario.
Debido a estos factores, la infantería pesada se desplegaba casi siempre en formaciones de tres en fondo, pero tal disposición variaba de acuerdo con las circunstancias. En terrenos difíciles, por ejemplo, en los que la caballería no podía actuar y su potencia cobraba menos importancia, las tropas de a pie se desplegaban en dos únicas filas que aportaban gran seguridad. Este sistema permitía también que el batallón cubriese un frente muy grande, pero carecía de la suficiente profundidad para entrar luego en mêlée. Además, en los intercambios de mosquetería, el despliegue en dos en fondo comportaba una considerable reducción del frente, ya que, al no haber elementos reserva por detrás, a medida que se producían las bajas los soldados tenían que desplazarse hacia el centro para mantener el orden cerrado.