Maniobras preliminares y escaramuzas
Wellington transfiere más fuerzas a su flanco derecho
Wellington observaba el ataque francés pensando que podía ser el ataque definitivo que le permitiría combatir en su tan apreciada posición defensiva. Respondió a la repentina aparición de Maucune sobre el Arapil Grande continuando con una transferencia de fuerzas de la izquierda a la derecha. La Quinta División fue enviada a la línea del frente junto a la Cuarta, extendiendo la línea hacia el oeste desde detrás del pueblo. La Primera División, excepto las compañías ligeras que estaban en Arapiles, se concentró detrás del Arapil Chico con la Sexta División a su derecha en disposición de apoyar a la Cuarta. Un poco después retiraría a la Séptima del lado izquierdo y la haría formar detrás de la Quinta en el lado derecho, dejando solamente a la División Ligera, a los dragones pesados de la brigada de Bock y algo de caballería ligera frente a Foy en el ala izquierda.
La brigada portuguesa de Bradford, la División española de Carlos España, la brigada de Le Marchant de caballería pesada y la caballería ligera de Anson estaban en la reserva, probablemente cerca del pueblo de Las Torres.
Finalmente la Tercera División de Pakenham y los dragones de D'Urban habían casi completado su marcha y se aproximaban a Aldeatejada.
Los franceses cañonean a las divisiones Cuarta y Quinta
Mientras tanto Maucune estableció una batería de veinte cañones sobre el Monte de Azán, y ésta, combinada con la artillería situada sobre el Arapil Grande abrieron fuego contra la línea aliada. La Cuarta División estaba protegida por la mole del Arapil Chico y sufrió relativamente poco pero el terreno situado al oeste de Arapiles, donde estaba formada en línea la Quinta División, era campo abierto, lo que hizo que esta división tuviera que sufrir estoicamente el bombardeo que les caía encima. Permanecer pacientemente incluso bajo un cañoneo lejano era una de las tareas más desagradables y exigentes, pero también una de las obligaciones más comunes de las tropas del soldado napoleónico en batalla.
Thomiéres adelanta a Maucune y sigue hacia el oeste
Este bombardeo debería haber permitido a los franceses consolidar su posición sobre el Monte de Azán y llenar el peligroso espacio vacío de sus líneas entre Maucune y Bonnet. En lugar de esto la inconsistente extensión hacia la izquierda se amplió, lo que resultó desastroso para el ejército francés. Por razones que no están claras, la División de Thomières, que se debía haber quedado detrás de Maucune, avanzó hacia el oeste por el Monte de Azán, convirtiéndose en este modo en la vanguardia del ejército francés por la izquierda. Ni Taupin ni Clausel estaban todavía en posición de de apoyar a Maucune o rellenar el vacío en las líneas a su derecha. En otras palabras, Maucune y Thomières, que ya estaban peligrosamente aislados del resto del ejército, dejaron incluso de apoyarse el uno al otro y se desplegaron en un frente muy amplio, careciendo de profundidad y solidez en las líneas.
Marmont es herido y se produce un vacío de poder
Marmont se dio cuenta del peligro y envió órdenes urgentes a Sarrut y Ferey para que se desplazaran desde el ala izquierda al centro y para que Taupin avanzara en apoyo de la izquierda en cuanto su división se reorganizara. Luego se dispuso a montar su caballo para supervisar el avance de Thomières en persona y contener su arriesgado avance, pero justo cuando se disponía a montar, aproximadamente entre las 15:30 y las 16:15, fue gravemente herido en el brazo derecho por un proyectil lanzado por las baterías de Dyneley en el Arapil Chico. Se le llevó a la retaguardia, donde los cirujanos pretendieron cortarle el brazo: el se negó y sufrió mucho pero finalmente se recuperó y volvió a luchar para Napoleón en Alemania y Francia en 1813 y 1814.
En ausencia de Marmont el mando recaía en Clausel pero cuando los mensajeros alcanzaron a la Segunda División se encontraron con que Clausel también había sido herido. Estos hechos convirtieron a Bonnet en comandante en jefe del ejército francés aunque sólo durante unos instantes porque fue herido gravemente en el muslo. Afortunadamente la herida de Clausel no era muy grave y fue capaz de montar su caballo y dirigirse al Arapil Grande. Pero esta cadena de desgracias dejó al ejército francés sin un mando efectivo durante una hora crucial.
En todo caso el daño era prácticamente irreparable si Wellington se daba cuenta de que Marmont, encorajinado por el ataque británico cancelado, se había convencido de que el enemigo se estaba retirando y no teniendo en cuenta la posibilidad ser atacado había hecho avanzar precipitadamente a su ala izquierda, urgiendo a las divisiones a avanzar tan pronto como salían del bosque, sin darles tiempo de reorganizarse.
Wellington, que había organizado cuidadosamente a su ejército a lo largo de toda la mañana, vio la oportunidad al ver el ala izquierda francesa extendida y vulnerable. No fue una decisión repentina, veinte años de inteligente experiencia militar y cuidadosa observación estaban detrás de la decisión de cancelar el ataque por la mañana y lanzar un nuevo ataque cuatro horas después.
Una vez que Wellington se decidió a atacar, su plan era simple, pero solamente porque sus tropas estaban cuidadosamente desplegadas. Otro general hubiera retirado a su ejército horas antes o hubiera visto en el movimiento hacia la izquierda de Thomières simplemente una amenaza para sus líneas de comunicación y no una oportunidad para atacar.
La división de Pakenham, apoyada por los dragones portugueses de D'Urban, avanzaría a cubierto por las ondulaciones del terreno desde su base en Aldeatejada hacia el extremo oeste del Monte Azán y luego se llevarían por delante a los franceses que avanzaban descuidadamente por la meseta.
Al mismo tiempo que Pakenham atacaba el flanco izquierdo de Thomières y Maucune, éstos serían atacados en el centro por la caballería aliada de Le Marchant y Anson y por la infantería de la Quinta División de Leith apoyada por la Brigada portuguesa de Bradford, los españoles de Carlos España y la Séptima división.
La Cuarta División avanzaría por el centro apoyada por la Sexta División, mientras que la brigada portuguesa de Pack podría amenazar, o si surgiera la oportunidad, atacar el Arapil Grande.
La Primera División se quedaría en reserva detrás del Arapil Chico, mientras que a la izquierda la División Ligera y los dragones de Bock contendrían a Foy y al ala derecha francesa.
Los ejércitos estaban tan cerca, que si todo iba bien, el ala izquierda francesa sería destruida antes de que sus reservas pudieran ir a apoyarla y por lo tanto el ejército francés quedaría hecho pedazos en esa ala. Era un plan excelente pero quedaba ver cómo funcionaría en la práctica, y sobre todo, cómo el ejército aliado actuaba en su inacostumbrado papel de atacante.