Asedio y toma de los fuertes de Salamanca, 1812

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Con objeto de mantener cierta actividad hasta la llegada de nueva munición, se comenzó a excavar una zanja de aproximación corriendo de sur a oeste desde la batería Núm.3 y que podía ser usada por los fusileros para hostigar a algunos cañones de San Vicente que podían verse desde ese lado. Se excavó también una trinchera a lo largo del barranco desde un punto que se encontraba justo debajo de la batería Núm.2 hacia San Cayetano y que pretendía aislar este fuerte del de San Vicente. Los franceses se dieron cuenta del objeto de la trinchera y lanzaron fuertes descargas de artillería causando grandes bajas a los británicos. Sin embargo el trabajo se llevó adelante y al anochecer del 26 de junio ya se había alcanzado la vieja muralla. Este hecho permitió a los piquetes británicos apostarse en los edificios en ruinas, logrando así su objetivo de aislar los trabajos menores del principal.

El 26 de junio por fin llegó el suministro de munición de artillería. Los cañones siguieron batiendo San Cayetano y los howitzers comenzaron a lanzar balas calentadas al rojo contra los tejados de San Vicente. Al final del día San Vicente estaba ardiendo en varias partes aunque la guarnición logró extinguir los fuegos. Se situaron dos cañones de 6 libras y un howitzer en San Bernardo para mantener a raya a la artillería francesa.

Esa misma tarde se intentó una trinchera de aproximación desde el Colegio de Cuenca hacia el de San Cayetano, con la intención de minar la fortificación, ya que los cañones no conseguían abrir brecha. También comenzaron los trabajos para minar La Merced desde el sur; había un vado natural en el barranco que ofreció cierta cobertura en los trabajos iniciales, y como el terreno era de piedra arenosa los trabajos progresaron con cierta facilidad. La trinchera de minado estaba protegida por piquetes situados en las casas en ruina de los alrededores.

Al amanecer del día 27 las baterías comenzaban a tener efectos destructores sobre los fuertes; se consiguió abrir una brecha practicable en San Cayetano y San Vicente se vio envuelto en llamas sin que esta vez la guarnición pudiera extinguir el infierno de fuego que les envolvía.

Wellington no perdió el tiempo. Las tropas se situaron en el barranco debajo de San Cayetano y cuando se estaba a punto de comenzar el asalto al fuerte apareció una bandera blanca sobre el mismo. El comandante francés se ofreció a rendir San Cayetano y La Merced previa consulta con el comandante de San Vicente por lo que solicitó una tregua de dos horas. Wellington le dio cinco minutos para rendirse. El oficial francés, quizás temiendo la venganza de Napoleón contra todo oficial que rindiera una plaza antes del asalto, se negó a rendirse por lo que se le pidió que retirara la bandera blanca porque el asalto era inminente. El comandante de San Vicente se ofreció a rendirse en un plazo de tres horas pero Wellington, sospechando que era una argucia para tener tiempo de apagar los fuegos sin ser molestados, le dio también cinco minutos, y tan pronto como paso el tiempo fijado comenzó el cañoneo de nuevo.

San Cayetano fue asaltado por la brecha no enfrentándose los asaltantes a una gran resistencia, mientras que el fuerte de La Merced era exitosamente asaltado con escalas. Un batallón de Caçadores de la Sexta División se ocultó en el barranco y en los edificios cercanos con objeto de asaltar San Vicente pero los defensores no ofrecieron resistencia y el asedio llegó a su final.

El asedio, aunque finalmente favorable, no fue una operación particularmente satisfactoria, debido principalmente a que la capacidad de los fuertes para resistir había sido seriamente subestimada.

Plano Salamanca 1858La construcción y asedio de los fuertes destruyó una gran parte del patrimonio monumental de Salamanca pero lo peor todavía estaba por llegar. El 6 de julio, una gran explosión, provocada por el estallido de la pólvora extraída de los fuertes y que se había almacenado en la calle Esgrima para su traslado a Ciudad Rodrigo, destruyó soberbios edificios que los salmantinos perdimos para siempre.

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